Por más que intente alejarse de ella, la imagen se le aparecía siempre.
Era aquella noche que la conoció, era el fuego intenso que sintió cuando la miraba, absorto, mientras ella le decía sobre su vida. Era el beso que, totalmente atrevido, quiso darle de improviso y que ella desestimo porque era muy pronto para besarla, era el hablar de lo que sea para que la noche no se muera, era el café con leche y un croassante de madrugada antes de acompañarla a su casa sin antes robarle un nuevo encuentro al día siguiente y a solo pocas horas de distancia, en esa misma mañana, para que todo siga su curso, era una incertidumbre que, como una llaga abierta, le ardía por dentro pero de dolor dulce, de aquello que él deseaba y nunca supo compartir con alguien, era el instante de locura pasional sin siquiera dar lugar al pensamiento de que nada podría suceder entre ambos.
Así fue como él, volvió a creer en algo que da motivo al vivir, que nos da crédito para soñar, que nos alimenta con lo que mas engorda.
Pues si, el resultado fue algo que aun hoy (por mas que no estén juntos) sigue viviendo en su recuerdo y que añora volver a vivir.
Porque esto que digo sucedió en verdad y porque cuando uno vive la felicidad, se da cuenta de que ese estado existe, por mas que descreídos desconfiemos de su veracidad y el que poder que posee es el alucinógeno mas adictivo, donde el periodo posterior es la abstinencia de amor, es el llanto eterno, es quizá, la tristeza que revela que la desgracia en su mayor estado también existe y (como todo lo que sube debe bajar) si y el después de… es no resulta nada agradable.
Y ahora es cuando sucede el desprendimiento de…
Por eso, es que la imagen de ella aun latía fresca es su mente... su alma le extrañaba y no podía con ello.
Pensaba necedades y rememoraba soliloquiando (en cualquier sitio en que se encuentre), sucesos lejanos que traicionándolo (traicionándose) lo carcomía sigilosamente por dentro.
El se decía:
-Dirigirse desbocado al choque contra los extremos, contar con todo lo necesario para, de un súbito, despojarse de todo eso que ya no sirve, re-irse del llanto por no lograr la estabilidad que en fondo no queremos pero sabemos necesitar…
Por eso es que no se nada, porque nada será constante.
El trabajo de tapar todo con trabajo para que aquello a lo que tememos enfrentar no sea otro extremo, por amor, por pasión atrasada de tiempos que aun no hemos vivido pero que soñamos poder vivir, por elevar al ego hasta donde solo se logra ver lo abajo en que caemos, por temor...
Desmembré el presente sin conformarme por tendencias del pasado que me atan, y… volvemos a reír del llanto hasta que lloramos de la risa y todo pierde su forma y donde todo se confunde… ¿Que puede suceder ahora?
Por eso pedimos, porque es lo más fácil...
Entonces... Dame algo que me apacigüe, que sosegué mi instancia en el transcurso de esta vida de penas esquivadas a fuerza de sudor de amor…
Limpiarme diciendo mil veces:
…Solo se compulsivo querer decir algo que no he oído ser sin que tenga un orden que no poseo y por ello enmascaro mi tristeza conformándome con el pensamiento mi orden es desorden absoluto...
Luego se corto la lengua con una navaja.
